El sistema de «cambio de tripulación» ha colapsado internacionalmente por la pandemia de coronavirus. Cientos de miles de marineros siguen sin poder abandonar sus barcos, sin regresar a casa y, a menudo, sin salario.

Según la Unión Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) miles de marineros siguen varados en la mayoría de los países del mundo como consecuencia de la actual pandemia de COVID-19.

Muy a menudo, a los marinos no se les permite desembarcar. Y, si desembarcan, no se les permite conducir desde los puertos en los que están anclados sus barcos hasta los aeropuertos más cercanos. Así que no pueden regresar a sus países de origen.

Todo esto aplica igualmente a los colegas que deberían relevarlos pero no pueden subir a bordo por las mismas razones. Por si fuera poco, varados como están: tanto unos como otros han dejado de percibir salarios.

El problema afecta, por un lado, a unos 400.000 marinos. Algunos de ellos llevan ya 17 meses varados a bordo, también por falta de conexiones aéreas o porque sus Estados de origen han cerrado fronteras.

Por otra parte, aproximadamente el mismo número de colegas está atascado casa y, por tanto, desempleado de facto. Según la Cámara Naviera Internacional (ICS), los afectados sumarán pronto hasta un millón.

Maya Schwiegershausen-Güth, de la Unión Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), confirma la insostenible situación en muchos barcos. La sindicalista describía ya este verano, cuánto sufren mental y físicamente los marinos por las restricciones del coronavirus. Y llamó a los gobiernos a ayudar a los afectados.

Intervención exitosa

En ocasiones, estos llamados pueden tener éxito, como muestra un ejemplo del pasado mes de noviembre en Asia y Australia: la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) había pedido a los gobiernos de Australia, China e India que pusieran fin a las condiciones insostenibles en algunos cargueros de carbón.

Según la ITF, embarcaciones como el Jag Anand y el Anastasia no habían podido atracar durante meses. En ellos y en otros buques, había marineros que llevaban 20 meses consecutivos de servicio, cuando la ley fija un período máximo de once meses.

Abdulgani Y. Serang, director del Sindicato de Marinos de la India, habló de una «crisis humanitaria». La gente de mar está «agotada mental y físicamente», advirtió. Así que resultaba «muy preocupante» que los funcionarios chinos, por ejemplo, continuaran prohibiendo el anclaje de transportistas de carbón australianos.

Solo un día después, la ITF pudo informar que al menos una autoridad había reaccionado. La Agencia Australiana de Seguridad Marítima (AMSA) anunció el 18 de noviembre que ya no otorgaría exenciones de la «regla de los once meses».

El coordinador de la ITF, Fabrizio Barcellona, ​​enfatizó una vez más que «es inaceptable que se siga ignorando la crisis humanitaria en torno al cambio de tripulación, y que se siga negando a la gente de mar su derecho a regresar a casa y una atención médica adecuada».